lunes, 28 de mayo de 2007

RESACA ELECTORAL

Día tranquilo hoy en toda España. El terremoto político se ha desvanecido. Se acabaron las paellas y las grandes comilonas para celebrar, por ejemplo, la llegada del metro a las distintas localidades de la Comunidad de Madrid; se acabaron también las promesas electorales yendo a los distintos hospitales de la región a hacerse la foto con dos incubadoras traídas de otros hospitales para que la presidenta se hiciese la foto ante cuatro fotógrafos; se acabaron los mítines grandilocuentes de los principales representantes de los grandes partidos nacionales; se acabó de hablar de ANV y de ETA durante dos días seguidos; se acabaron las constantes pullas entre los candidatos a alcaldes y presidentes de comunidades autónomas; se acabarán también el destape de los cientos de casos de corrupción urbanística que asolan a nuestro país, y más en concreto a nuestras costas marítimas; se acabaron las caras largas y crispadas por caras alegres y gozosas ante los resultados conseguidos en las urnas... sin embargo, los ciudadanos seguimos igual. No creo que estemos excesivamente contentos por las votaciones de ayer, ni por la participación, ni siquiera por la democracia que nuestros políticos, día tras día, se dedican a socavar para desfragmentar a la opinión pública y así tenerla más controlada. La gente desconcertada ante tanto teatro improvisado se olvida de lo más importante: el ir a votar. Parece una tontería, pero es así. Muchos ciudadanos expresan su malestar diciendo: Estamos desencantados con la democracia. ¿Cómo que con la democracia? Me pregunto yo. Será con los políticos; esos hombres que tienen las mismas debilidades y pasiones que el vecino de tu barrio y que en los días pre-electorales se dedican, simplemente, a vociferar a los cuatro vientos lo bonita que es la democracia, y su función importante dentro de una sociedad de progreso. Palabrería toda ella. Si la gente se desencanta es porque la engañan continuamente, una y otra vez. Porque ven el maremágnum de declaraciones de uno y otro candidato; porque no acuden a varios mítines dentro de su pueblo para saber las desventajas y ventajas del programa electoral de cada partido político, y así hacerse una idea de lo que harán durante los próximos cuatro años. Un buen ejemplo lo encontramos en que la política ha pasado al plano sensacionalista de una forma increíble. Hace unas semanas el un periódico gratuito sacó varias entrevistas hechas a unos cuántos ciudadanos de Madrid. La pregunta era sencilla: ¿qué candidato les parecía más guapo? Si, una pregunta inocente pero muy esclarecedora. Yo hubiese escogido algo con más sustancia: ¿De qué color serían las prendas íntimas de los candidatos al alcaldía de Madrid? o ¿Cuántas veces se cortan el pelo nuestros políticos? Son preguntas un tanto extravagantes que no dicen nada de lo que de verdad les interesa a los ciudadanos: su barrio. Ese barrio que necesita nuevas instalaciones deportivas, ese barrio que necesita nuevo alumbrado, ese barrio que necesita nuevos equipamientos sociales, porque sin ellos la calidad de los vecinos bajaría irremediablemente en los próximos años, y abriría una brecha cada vez mayor entre los barrios ricos y los pobres. Sin embargo, nada de esto sucede. Lo que importa ahora es la publicidad y el marketing. Ingentes sumas de dinero se pierden estos meses para promocionar la candidatura de un presidente o presidenta de una u otra Comunidad autónoma y de un alcalde u otro. Los ciudadanos cada día parecemos más borregos ante nuestros políticos. Seguimos a uno porque lo sigue la masa. Esto se puede llevar al extremo de no saber ni siquiera el eslogan que usa cada partido político. El otro día en el programa de Caiga Quien Caiga (Tele 5) uno de los presentadores se inflitró en un mitin del PP y otro del PSOE. Su intención era muy simple: ver como andaban los ánimos por allí. Mi sorpresa fue bastante grande. El reportero se acercó a un señor que estaba ondeando una bandera del PSOE. El reportero le dijo, con malicia, que los socialistas madrileños habían elegido el eslogan: confianza para su campaña. El señor le contestó que le gustaba el eslogan y el reportero no pudo más que sonreírse. El hombre estaba en un mitin de su partido y no sabía, ni había oído de pasada el eslogan del propio partido que le representaba. Pero esto no quedó aquí, luego el reportero visitó la concentración del PP donde preguntó a un chaval de unos 30 años sobre el eslogan escogido por los populares en esta campaña electoral: Haremos más le dijo el reportero al chaval. ¿ qué te parece?. Éste le contestó: “cojonudo”, me gusta. Acto seguido, el reportero le dijo la verdad y el chaval se empezó a reír. Hay que reírse por no llorar, porque es de pena. Me da la sensación que la gente ya no se lee ni siquiera los papelitos de los partidos donde le comentan lo que han hecho, y lo que harán por él en un futuro próximo si salen elegidos. Tampoco se molestan en recordar lo que ha prometido el partido que gobierna en esos momentos, y lo que ha dejado de cumplir. Me da la sensación de que estamos narcotizados por la política, más bien, por los políticos que nos llevan a su terreno donde se encuentran muy cómodos. Nosotros como ovejitas les seguimos y no pensamos que la democracia es un juego donde unos prometen cosas, y otros, votan para que esas cosas se cumplan. Es muy simple. El problema viene cuando esas cosas sólo benefician a una parte de la población, digamos a la parte más..., no sé como llamarlo, acomodada, o quizás, de clase media- alta. De esos en Madrid hay muchos, mientras que los pocas familias obreras que quedan se van suprimiendo según pasa el tiempo. Parece que es una deshonra decir que una familia es obrera, es decir, como si fuese una familia con pocos recursos. No, no; todo menos eso. La gente obrera es la que levanta este país, pero a los políticos parece que se les olvida fácilmente. Propuestas como: los jóvenes con menos de 26 años tendrán el bono transportes gratis no son del agrado de muchos. Gusta más oír: se harán 9 nuevos hospitales en la Comunidad. Digamos las verdades, pero no a medias. Ustedes hacen hospitales con fondos públicos, pero lo gestionan manos privadas. Ustedes hacen más líneas de metro, y por ello necesitan cobrar un peaje extra por subirse en él sino pertenece a Madrid centro. Claro, las obras cuestan mucho, y se necesitan los dineros de las familias obreras; esas que levantan el país, sí, pues esas. Ya que me engañan, pues políticos son personas también, por lo menos que me lo digan a la cara y no de espaldas.
Pero la clase política no se queda atrás en cuanto a meterse en asuntos que no le conciernen. Eso de ir pregonando que la testaferro de un alcalde está en el sumario del caso Malaya, no trae sino malestar entre los ciudadanos. A la gente no le importa nada, lo que haga la conocida de una candidato a la alcadía. Las personas queremos ver hechos contrastados. Necesitamos que nuestros deseos se cumplan por medio de nuestro voto que depositamos, ya con menos ilusión que antes, en nuestra urna correspondiente. Señores políticos, nosotros no estamos para respaldar la corrupción urbanística, ni los chanchulleos entre políticos, ni la compra de fincas en un entorno natural, o para legitimar lo que ustedes desean anteponiendo sus intereses a los nuestros.
La resaca electoral siempre deja un sabor agridulce en uno o en otro bando. Creo que esta vez el sabor amargo se lo han tenido que tragar los ciudadanos, porque su clase política, día tras día, no da la talla, ni defiende al ciudadanos, ni motiva al electorado. Señores políticos ya se lo tienen que currar para motivar a un electorado que cada año que pasa se desencanta más y más con la democracia. Recuerden lo importante no es la política, sino la democracia. La democracia es el voto, y el voto lo tiene el pueblo.

viernes, 4 de mayo de 2007

YA NO SE ENTIENDEN NI LOS POLICIAS

Fiesta del 2 de Mayo. En vez de gritar: ¡Fuera los franceses!. Se oye: ¡Mucha policía y poca diversión! Si levantase la cabeza Napoléón, no se lo creería. Yo tampoco. ¿Cómo es posible que la policía municipal no se ponga de acuerdo con la polícia nacional en un asunto tan importante como los enfrentamientos que se sucedieron la noche del martes y el miércoles? ¿Cómo es posible que los policías municipales blindaran la plaza del 2 de mayo y pasaran de controlar las calles colindantes? ¿Cómo es posible que sólo 40 policías se enfrentaron durante casi una hora contra 300 jóvenes incontrolados? O mejor, ¿por qué los antidisturbios no se encontraban desde las 10:00 de la noche en la plaza del 2 de mayo para ayudar a sus compañeros en una noche tan tensa?
Hay cosas que no entiendo. Los dos cuerpos, aparentemente, se llevan bien y colaboran juntos, pero a la hora de la verdad dejan mucho que desear. ¿Cómo se deben sentir los vecinos de Malasaña, desprotegidos y sólos cada fin de semana, sin poder disfrutar de una noche tranquila? Existe una ley antibotellón del año 2002. Precisamente, Madrid fue la primera comunidad autónoma donde entró en vigor la ley. Muy polémica, como todas las que afectan al consumo de alcohol. Muchos pensaban que sería una gran ventaja para la capital, ya que los que bebiesen en la calle no quedarían impunes. Pero, ahora, después de casi cinco años nadie cumple ni hace cumplir la ley. Por otra parte era de esperar, porque una ley tan restrictiva traería bastantes consecuencias. Al principio, quizás, los primeros meses se cumpliera. Como todo lo nuevo, la gente se muestra cautelosa. Lo mismo ocurrió cuando se sacó el carné por puntos. Todo el mundo iba con el cinturón puesto y mirando los radares. Luego, la dinámica se invirtió y en la pasada semana Santa hubo más muertos que hace un año. Con el alcohol pasa lo mismo. Más bien, ocurre algo peor; porque la gente cuando va algo bebida hace cosas impensables y los disturbios, pues, aparecen. Pero contamos conque ocurre en pleno centro de la capital de España, y ante la mirada de los polícias municipales, que no sabemos porqué, no se debieron entender ni con sus altos mandos ni con la policía nacional. Incido en este aspecto, porque los disturbios callejeros comenzaron a las 2:00 de la mañana y los antidisturbios llegaron a las 3:00. Algo, sin duda, falló. La verdad es que las imágenes que se emiten en televisión son lamentables, y a la vez, desconcertantes. 300 contra 30. Adoquines, piedras, ladrillos, botellas... un sinfin de meteoritos urbanos caían sobre los policías municipales. Mientras, éstos sólo podían aguantar y esperar refuerzos. Los refuerzos, cuando llegaron y vieron el panorama se emplearon con dureza, con bastante dureza. Las imágenes muestran, lo que muchos han dicho, una crueldad extrema. Estos incidentes se podrían haber evitado con una acción y colaboración conjunta de los dos cuerpos, pero no se hizo. Entonces, una pregunta se me viene a la cabeza, ¿acaso se quería desacreditar a las fuerzas de seguridad del Estado, y también mostrar las carencias del cuerpo municipal, en efectivos y materiales? No lo sé. Existen muchas denuncias de policías que han comprado de su bolsillo un chaleco antibalas ya que la comunidad no dispone de suficientes fondos para ello. Hay fuentes que alegan: Madrid no es EEUU, el nivel de criminalidad no es alto. Hombre, alto no es. Pero los crímenes con armas de fuego se han disparado en los últimos años; y los policías, naturalmente, tienen miedo. Parece ser, que como todo, la política también ha influido en este conflicto. El PP critica la actuación de los antidisturbios por su excesiva represión y dureza. Sigo sin entender nada. 300 jóvenes rompen cabinas, queman contenedores, hacen barricadas... y dicen que se han pasado reprimiendo a los "malos". Antonio Beteta, portavoz en la Asamblea de Madrid por el PP, dijo: La policía nacional no ha actuado correctamente y ha habido abusos policiales en relación con las imágenes que he visto en televisión. Hay métodos más razonables para hacer cumplir la norma que esas cargas policiales, con decenas de heridos, que no dicen nada bueno en cuanto al modelo policial del PSOE ni de la gestión del Gobierno en Madrid. Cada uno que piensa lo que quiera. Pero las imágenes lo expresan todo, la cruda realidad. Si de esto también se hace campaña política, apaga y vámonos.
Quizás tengamos que volver a 1808, cuando el pueblo de Madrid se levantó oponiendose a los franceses. Saliendo a la calle y luchando. Ahora se sale a la calle, y se manifiestan; pero no sirve de nada. Me imagino al madrileño de turno bajando a la calle y gritándoles a los jóvenes borrachos que arman tumulto a las primeras de cambio. Pero eso no sucede. Si los políticos viviesen en la plaza del 2 de mayo se pensarían bastante seguir en sus puestos, viviendo tranquilamente, sin sobresaltos, sin ruidos, sin botellones cerca de sus casas. Quizás, los políticos no se entienden con los ciudadanos, como les ocurrió hace dos días a los dos cuerpos de policía.
BY DANi.

Opinión Libre: ¿Quién tiene la culpa?