viernes, 10 de agosto de 2007

EL "RUIDO" DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

La tecnología avanza a pasos de gigante mientras la mente humana se va consumiendo poco a poco; es decir, cuánta más tecnología tenemos a nuestro alcance, más tontos nos hacemos. ¿Alguien recuerda ya la vida sin Internet?, ¿la vida sin móvil?; ¿la vida sin mp3, sin ordenador portátil, sinmessenger.....? Yo creo que no. Lo peor de todo es que la gente cada vez es más egoísta, o eso me lo parece a mí. Por ejemplo, ¿quién no ha deseado gritarle al tipo que se sienta al lado suyo en el tren todas las mañanas y que le da el día con la música a todo trapo? Vale que los españoles hablamos muy alto, pero últimamente la tecnología está hecha para incordiar al vecino. Y volviendo al problema del "ruido sonoro" en el tren: ¿no se dan cuenta lo que molestan?
Gran parte de la culpa la tienen los móviles de última generación; mejor dicho el dueño del aparatito en cuestión. ¿Por qué somos tan insolidarios? Se les deberían caer la cara de vergüenza cuando a las cuatro de la tarde el vagón se transforma en una pequeña discoteca andante. El señor que dormitaba en el lado de la ventana pega un respingo, sobresaltado mira el lugar de donde procede la musiquita, encontrándose con el dueño del móvil, éste, observándole de forma desafiante sube el volumen de la música. Enfrente del hombre, al que no le dejan echarse la siesta, nos encontramos con la típica y cotidiana tarea de la lectura. Antes debía ser todo un placer viajar y escuchar el traqueteo del tren mientras un silencio te envolvía de la cabeza a los pies. Por supuesto, siempre aparecían los que hablaban alto, o los que iban en grupo charlando unos por encima de otros, etc.... Ahora leer en el tren se ha vuelto todo una odisea. En primer lugar, la musiquita antes mencionada hace que la señora que va leyendo su libro, tan tranquilamente, sienta un profundo sentimiento de fustración. Como un resorte, levanta la mirada del libro y la dirige hacia el lugar de donde proviene la música, su mirada asesina la delata. Poco a poco, el malestar se extiende por todo el vagón: niños y adultos, estudiantes y currantes, ancianos y adolescentes, todos miran al mismo lugar. Finalmente, el dueño del móvil, desgraciadamente, se transforma en el centro de atención por unos cuantos segundos. Transcurrido este breve periodo de tiempo, el señor intenta volver a dormirse, la señora hace todo lo posible para concentrarse en su lectura, el chico que va con el mp3 al lado del de la música pone su aparato a todo volumen, la mujer que charla por el móvil tiene que gritar para hacerse oír, los dos amigos que conversan elevan su tono de voz, etc...
En resumen, ¿de que nos sirve la tecnología sino la sabemos usar? Parece ser que el ser humano siempre se echa piedras sobre su propio tejado, que le vamos a hacer.

BY DANi.