martes, 19 de junio de 2007

EL HOMBRE QUE "RESUCITÓ" AL MADRID


Capello es único. Se crece ante las adversidades. Es capaz de llevar a su equipo hasta lo más alto en un abrir y cerrar de ojos; capaz de repeler las críticas más ásperas (incluso de su propio presidente), cerrarse en sí mismo, concentrar a sus jugadores y concienciarles de que todo es posible. En un año Capello ha conseguido revitalizar a una plantilla que se acercaba a los 31 años de media, mezclar gente joven e inexperta con jugadores curtidos en el "campo de batalla" y con galones de capitán (como Cannavaro por ejemplo) para formar un equipo en el que entrasen medio galácticos, medio "terrenales" sin crear un cisma dentro del cuadro directivo.

Y es que la trayectoria de Capello se la puede catalogar de épica: en todos los equipos que ha dirigido ha ganado como mínimo un título. Además, con su característico planteamiento de juego, a la italiana pero con toques propios, se ha hecho dueño y señor del club merengue. Según sus paisanos, el italiano combina muy bien sus tácticas como entrenador: tiene un juego muy "flexible" dicen unos, otros opinan más bien que Capello "consigue adaptarse perfectamente a cada situación"; sea lo que sea, el míster se ha llevado la liga a su terreno.

Muchos incrédulos al principio, -allá por el mes de octubre- le criticaban ferozmente; y como todo lo malo se pega, la incomodidad llegó a las altas esferas y el presidente rerventó en un acto ante unos chavales en una conferencia a la que había asistido: declaraciones del tipo de: "los jugadores se van sin pagar de los sitios" o "la gran promesa frustada del madridismo es Guti" escocieron mucho en la plantilla. Asi pues, aún con media liga por delante, Capello debía redirigir y encauzar una situación que su presidente ya no sabía como controlarla y lograr que sus jugadores no se le envalentonasen cada dos por tres. Cuando las cosas parecían que no podían ir peor, el club merengue cayó en la liga de Campeones estrepitosamente y sin cumplir las expectativas previstas. La eliminación de la Copa del Rey, el juego estelar del Sevilla y la rivalidad con el Barcelona acabaron con las ilusiones de muchos aficionados merengues. Pero, Capello se guardaba una "as debajo de la manga". Se puso el "traje militar" y reunió a todo el cuerpo técnico y a sus jugadores el día que perdieron ante el Getafe. De esa charla salió el espirítu vencedor de este Real Madrid, que le pasó el gafe a su contrincante y peor enemigo, el BarÇa. De la noche a la mañana la decadencia del equipo madridista desapareció y las victorias se encadenaban unas tras otras. Van Nistelrooy recuperó su olfato goleador y consiguió marcar siete goles en siete partidos consecutivos. El juego del Madrid, rácano y falto de chispa, se transformaba en la última media hora de cada partido, cuando Guti salía al campo y organizaba el desorganizado equipo que su míster había expuesto sobre el campo en el primer minuto de juego. Capello, sin amilanarse, empezó a coger confianza; se la transmitió a sus jugadores, que vieron la posibilidad de alcanzar un titulo después de casi cuatro años de sequía, mentalizándose para aguantar los gruñidos de su entrenador y dar todo su recital de fútbol (que no ha sido mucho durante toda la temporada), pero lo justo para desmoralizar al rival que tenían delante y sentenciar los partidos. Según se acercaba el final de la agónica temporada, los jugadores se mostraban más concentrados en el terreno de juego consiguiendo dar la vuelta a los partidos en los últimos 15 minutos. O en los últimos minutos, y finalmente, casi, en los últimos segundos del encuentro. Se puede decir que Capello transformó a unos jugadores, en su mayoría de un nivel medio- bajo, en unos jugadores que creían en sus posibilidades y en su juego. Capello,que en los últimos cinco partidos se ha caracterizado por una garra y una lucha impropias en él, ha terminado por confiar en el bueno de Van Nistelroy y en los pinchazos de Barcelona y Sevilla. Y le ha dado resultado. Finalmente, tras nueve meses de auténtico sufrimiento, llegó el partido clave, ese partido en el que no se puede fallar, uno de esos partidos de los que le gusta a Capello.

Sin embargo, el hombre que ha llegado a resucitar a este Madrid que se encontraba en proceso terminal, no se esperaba la lesión de Van Nistelroy así como el mal juego de Guti. La esperanza se encontraba en un chaval rápido y veloz, con las ideas muy claras, y sobretodo, con un hambre de títulos inimaginable. La salida de Reyes fue un revulsivo para el Madrid, que poco a poco, alcanzó un juego aceptable y empezó a asediar la portería contraria, hasta que, con más fortuna que dedicación, la pelotita entró entre los tres palos. A partir de ese momento, todo el bernabeú se puso en pie y empujó al Madrid a la victoria final; parecía increíble, Cannavaro se iba pareciendo más a un central con experiencia en el campo ( y no a un futbolista que iba tras los delanteros pero nunca lograba quitarles el balón); y Raúl, que nadie daba un duro por él, consiguió transmitir el "estilo Capello" a sus compañeros y creer en la victoria, una victoria que llegó tras una larga noche de infarto. Y ganó el Madrid en un partido más fácil de lo esperado.

Caras largas en Barcelona, cierta decepción en Sevilla y una alegría desbordante en la capital de España. Mientras tanto, Capello se metía en una rueda de prensa, muy orgulloso él, y dejaba un notición en la mesa: me gustaría quedarme en el Madrid, pero si me tengo que ir, me iré. Y es que, desde mi punto de vista, ni el mismísimo Capello ni sus jugadores pueden dar una explicación a la liga tan loca que hemos vivido; porque ellos saben que no se la merecen, que no se merecen coger la copa y levantarla, que no se merecen tener en sus vitrinas la copa número 30. Aunque el Barcelona haya fallado en los últimos cinco partidos y el Sevilla se haya descolgado antes de tiempo, el Madrid debería haber necesitado una cura de humildad y no levantar esta ansiada copa.

Me quedo con las palabras del presidente Ramón Calderón después del partido; un periodista le preguntaba por la alegría de haber conseguido el título de liga; el presi constestó: Claro, ahora hay que disfrutar y no pensar en otras cosas.

Tiene razón, porque si el Madrid se cree el mejor equipo de España por ganar esta liga y vuelve a la época de los galácticos, mejor hubiese sido regalar la copa al Valencia, al Barcelona o al Sevilla. Calderón como madridista sufridor no quiere pensar en la temporada que viene, y yo como aficionado, tampoco.
BY DANi.

Opinión Libre: ¿Se merece el Madrid el título de liga?










1 comentario:

Anónimo dijo...

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