miércoles, 14 de marzo de 2007

LA MANO NEGRA DEL METRO DE MADRID

Los problemas del Metro de Madrid son de sobra conocidos por todos, pero ahora ya no se mira a los politícos como culpables del deterioro y mal funcionamiento del Metro, sino a los propios trabajadores. Parece mentira, pero el Gobierno Regional echa balones fuera y deja una cuestión en el aire: Los empleados se encuentran en el punto de mira, debido a los muchos sabotajes de las últimas semanas. Según la Comunidad de Madrid los trabajadores cortarían los cables, aflojarían los tornillos, entorpecerían la circulación... para desprestigiar el buen funcionamiento del suburbano en estos últimos meses. Menos mal que en España existe la presunción de inocencia; no me imagino a 300 trabajadores en el juzgado declarando ante el juez de guardia, el porqué de sus actuaciones delictivas y el porqué prefieren dejar de trabajar para convertirse en auténticos mafiosos -que son liderados por fuerzas oscuras- para derrocar del poder a doña Esperanza Aguirre y desprestigiar el buen modelo del partido popular madrileño.
Todas estas afirmaciones son las que barajan los políticos del Consistorio Madrileño para explicar las grandes averías producidas en los últimos tiempos.
Siete sabotajes en dos días son muchos y, por supuesto, se necesita una buena explicación para apaciguar los ánimos de miles de personas que llegan todos los días tarde a sus trabajos o lugares de estudio. Los incidentes en los trenes se han generalizado desde la política de ampliamiento e inauguraciones iniciada hace unos meses en el suburbano declaran fuentes de la Comunidad de Madrid.
La excusa perfecta ha tomado fuerza en los últimos tiempos. Las averías constantes se deben a la actuación de los empleados del propio Metro que dificultan el correcto funcionamiento de los trenes. Es decir, ahora hay una explicación del mal funcionamiento del Metro y hasta hace unos meses no existía. Los sabotajes quitan el principal protagonismo a la multitud de averías que sufren -por ejemplo- la lína 6, 7,9 y10 en los últimos dos años. Las averías de antes se achacaban a problemas de mantenimiento y al uso de trenes envejecidos.
Entonces, llegamos a una conclusión que no les va a gustar a los empleados del Metro: parece que en los dos casos tienen la culpa. Si no se hace un mantenimiento, ni se cambian las piezas viejas por unas nuevas;los trabajadores, directa o indirectamente, ponen en peligro a cientos de miles de ciudadanos cada día,o bien, se les tacha de saboteadores.
Lo que pasa es muy simple: en estos momentos interesa sacar la eficencia del Metro y la poca colaboración de sus empleados, dejando a éstos como si fueran delincuentes y a los políticos que deben solucionar el problema como verdaderos héroes. Todo el mundo se quiere colgar las medallas cuando ven la oportunidad apropiada; pero no interesa investigar las supuestas manos negras que corrompen el buen funcionamiento del suburbano. Les gusta especular con la posibilidad aún no demostrada- de que la culpa la tienen los demás.
Y mientras tanto, se sigue con las continuas inauguraciones de los meses preelectorales. ¡Qué raro!,los empleados todavía no han tirado piedras al señor alcalde ni a su Presidenta; todavía no han saboteado los actos inaugurales de ninguna de las estaciones... Me pregunto si serán ellos también los que quitan personal en las taquillas,y también los que sustituyen a sus propios compañeros por máquinas expendedoras de billetes que, además, te exijen el precio exacto del importe, o sino, corres el riesgo de quedarte sin billete.
De todas esas cosas no se hablan:recorte de plantilla, pocas o nulas inversiones, malestar entre los trabajadores debido al poco caso que se les hace... por ejemplo: las piezas viejas que se deterioran no se pueden sustituir en pocas horas porque no se hacen en España, sino en Alemania. Estas y otras muchas cosas ocurren en el metro de Madrid pero a nadie les interesa sacarlas a la luz. Pero, todavía se puede rizar más el rizo y darle la vuelta al asunto: ¿ y si detrás de todos los sabotajes andan metidos los directivos de la empresa del Metro de Madrid?, ¿Qué pasaría si algunos empleados han sido comprados por esos directivos?, y si esto es así, ¿qué beneficios sacan estos directivos: económicos, políticos, urbanísticos...? La teoría de la conspiración es lo bueno que tiene, se puede especular con todas las posibilidades y nadie te culpa de nada. Uno sólo hace suposiciones y las deja en el aire. Si a todos los problemas les aplicasemos este criterio acabaríamos dejando el asunto por puro aburrimiento, o simplemente , acusaríamos al que creemos más débil, el que tiene todas las de perder.
Este espectáculo tan lamentable deja una mala impresión en los ciudadanos que ,día tras día, sufren pequeñas demoras que acaban con la paciencia de cualquiera.
BY DANi.

Opinión Libre: ¿Quién tiene la culpa de todo?

domingo, 11 de marzo de 2007

LA HORA CERO. TERCER ANIVERSARIO DEL 11-M


La hora cero es aquella hora en la que el tiempo no corre, una hora muerta en la que todo está parado y puedes ver el pasado. A veces esa hora trae buenas noticias para la vida pero también puede llevar noticias malas. Cuando la gente entra dentro de ese pequeño espacio de tiempo se da cuenta que algo ha cambiado en su vida.
Esto es lo que le pasó a los familiares de las víctimas del terrorismo. Ese día, a esa hora determinada, el mundo dio un giro en su vida. Se acercaba la hora cero para todos ellos, y no lo sabían ni lo podían predecir; así que, como cada día se dirigieron a sus respectivos trabajos sin tener ninguna sospecha de que la hora maldita les rodeaba lenta, muy lentamente. El momento llegó y yo, una víctima más, me di cuenta que todo a mi alrededor se paralizó, todo lo que conocía había desaparecido y había entrado de lleno en la hora cero. Los primeros diez minutos fueron de un pánico horrible, yo no podía hablar, no podía moverme, no podía salir de ese trance en el que estaba metido, pero sí me daba cuenta de que algo grave estaba sucediendo. Pasados otros cinco minutos me invadió una ola de pánico incontenible y comencé a moverme para salir al exterior donde ya se oían muy lejos el sonido de las ambulancias y los coches de policía, aunque, yo en realidad, no escuchaba ningún sonido porque en mi mente solo se repetía una y otra vez la gran explosión que había sacudido el tren. Unos pocos minutos después, -ya fuera del vagón- la gente corría de un lado para otro para intentar rescatar a alguien con vida. Un hombre se acercó a uno de los vagones y se metió dentro, llevaba un chaleco amarillo y en la mano un maletín, pasados unos segundos llegó al sitio en donde me encontraba y me gritó algo al oído, yo no podía escuchar nada de lo que me decía, así que, él haciéndome señas me indicó el suelo y yo me dejé caer al suelo muy lentamente. La cara del hombre –se parecía al color de su chaleco- y sus ojos: enrojecidos, cansados, y tristes parecían hacerle mucho más viejo de lo que era. El hombre hablaba conmigo, pero yo no podía entenderle y lo único que hacía era mirar al vacío porque todo me daba vueltas. A continuación, él me levantó del suelo y otro compañero, -que había llegado- me puso una manta sobre el cuerpo y por primera vez, pude ver el desastre que había a nuestro alrededor; cada músculo de mi cuerpo quedó paralizado, por todo el suelo se esparcían pedazos de tren junto con sangre y otras cosas que no sabía o no quería explicar, también tanto a izquierda como a derecha se podía apreciar los grandes destrozos que produjo la explosión y los grandes agujeros que rompieron el metal y destrozaron las ventanas dejando un panorama horrible. El compañero me arrastró fuera del lugar, y me llevó a una ambulancia cercana para curarme una gran herida en la pierna que me hacía cojear. Habían pasado cuarenta y cinco minutos desde que sucedió todo, y yo me encontraba tumbado en una camilla; entonces, decidí incorporarme y pudo ver a varios periodistas grabándolo todo. Cerca de donde me encontraba, había otro periodista pasando imágenes a un ordenador portátil, y me enseñó las instantáneas que había capturado (momentos antes), al lado de un vagón que había sido afectado por la explosión. Esas fotos se me quedaron grabadas en la mente y pensé en todas las familias que en ese momento han perdido a un hijo, a un padre, en definitiva, a un ser querido. Una lágrima cayó por mi mejilla, en ese momento una chica me hizo una foto con su cámara, y alguien me cogió del brazo y me inyectó un calmante para que no sufriera más; entonces, antes de cerrar los ojos miré el reloj del enfermero y vi que había pasado una hora, la hora más larga, dolorosa y angustiosa de toda mi vida.
Un mes después del atentado me encontraba leyendo un periódico sentado en una estación de tren, en una columna de una página apareció mi fotografía y leí el pie de página. Cuando terminé, me quedé pensando en el título de la noticia: La hora cero. Desde luego, ese título era el mejor para describir la historia que acabo de contar.

NOTA: Esta historia fue escrita por mí, meses después del atentado. Yo no estuve en ninguno de los trenes, ni siquiera en las horas que transcurrieron después, donde se ve a mucha gente ayudando a los heridos a salir de los vagones. Pero me dejó una honda y terrible sensación, a mí a y todo el mundo que tenga unos mínimos sentimientos, que intentaron sentir, al menos, el sufrimiento de aquellos que lo padecieron. Por ello, decidí escribir estas líneas que espero, hayan reflejado la sensación de soledad y angustia sufridas por todos los que viajaban en esos trenes un 11 de Marzo de 2004.
BY DANi.

jueves, 1 de marzo de 2007

"DERECHO A TECHO"

El problema de la vivienda es el más grave que los jóvenes pueden llegar a tener. Parece que los políticos no mueven ni un dedo para solucionarlo. Seamos sinceros, no quieren meterse de lleno en un tema tan delicado. Lo veo normal, el poder es más influyente que el ayudar a los que el día de mañana pagarán las pensiones de todos los políticos que no hicieron absolutamente nada por la sociedad del futuro.
Los jóvenes, además estamos bastante desorganizados, las concentraciones y manifestaciones que se convocan no son, ni mucho menos, multitudinarias. Así que, nos encontramos bastante indefensos y desprotegidos.
Explico esto, porque el viernes pasado, cuando salía de la estación de metro de ciudad universitaria me encontré con un "amago" de concentración por una vivienda digna. Había un hombre que repartía folletos en los que se explicaba cuando se iba a producir el evento.
Las causas eran evidentes, perolo que me pareció bastante sorprendente es que a media hora de la reivindicación no hubiese nadie. Los alrededores de la boca de metro se encontraban desiertas. Los únicos que querían secundar la manifestación eran media docena de jóvenes que plantaron sus tiendas de campaña detrás de la boca de metro. Con este panorama es imposible tomarse en serio la convocatoria. Yo me marché y no puedo decir si acudió mucha gente o por el contrario, decidieron pasar de largo. Eso puede no parecer importante, pero nada más lejos de la realidad. La unión hace la fuerza, esto es innegable.
Cuando acabé las clases me dirigí hacia la boca de metro. Dos personas tenían un gran número de hojas en sus manos. Una de ellas se acercó hacia mí y me explicó la dificil situación de la vivienda digna para los jóvenes. Después ,me preguntó si quería firmar, para dejar constancia de mi protesta ante el robo que todos los jóvenes estamos sufriendo.
Yo firmé y ella me dió una hoja donde se detallaba la situación actual la vivienda en España. Da mucho qué pensar. Esto es un pequeño resumen del manifiesto "Derecho a Techo":

En la Comunidad de Madrid existen en la actualidad 1.600.000 jóvenes entre 18 y 35 años, lo que representa un 26% del total de la población madrileña. De ellos sólo 675.000 disponen de una vivienda, por lo que prácticamente un millón de jóvenes nos encontramos fuera del mercado

NO se cumple el ART.47 de la Constitución Española de 1978: "Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La Comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos".
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El Gobierno de Esperanza Aguirre no ha solucionado el gran problema, sino todo lo contrario, la accesibilidad a la vivienda se ha visto reducida durante los últimos años. Se iban a contruir 79.000 viviendas para jóvenes pero no ha sido posible; o ni siquiera, se ha intentado.

La edad de emancipaciónen Madrid se sitúa en 34 años.
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La vivienda se sitúa en Madrid en 290.000 euros, mientras que un joven madrileño, teniendo en cuenta sus ingresos, sólo pueda acceder a una vivienda que no cueste más de 109.000 euros. Con esta situación, los jóvenes nos vemos obligados a destinar prácticamente el 80% de nuestros ingresos para acceder a una vivienda, obligándonos a firmas hipotecas hasta nuestra jubilación, dificultando mucho nuestra calidad de vida.
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Así debemos elegir entre pagar una casa de 70 metros cuadrados y no poder prácticamente comer o plantearse acceder a una vivienda poco digna que le permitan sus ingresos, de no más de 37 metros cuadrados.
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NO existen políticas destinadas al alquiler cuando existen más de 350.000 viviendas vacías en nuestra Comunidad, seguramente con un interés meramente especulativo y que podría ser una solución importante para el millón de jóvenes que no tenemos posibilidades de acceso a una vivienda.
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Éstas algunas de las grandes desigualdades que los jóvenes debemos asumir al intentar emanciparnos.
Mañana pondré las reivindicaciones de el colectivo "Derecho a Techo".
BY DANi.

Opinión Libre: ¿Cómo véis la situación de la vivienda para los jóvenes?